ESOS PEQUEÑOS DETALLES... (imperdible)

Cuando llegué a casa aquella noche, mientras mi esposa servía la cena, la tome de la mano y le expresé: "tengo algo que decirte". Solo se sentó a comer en silencio, yo podía observar el dolor que sentía en ese instante a través de sus ojos. De pronto  ya no sabía como hacer para abrir mi boca...pero tenía que decirle lo que pensaba... "Quiero el divorcio"......le dije lo más suave que pude.


Mis palabras parecieron no molestarle, por el contrario, muy tranquila me pregunto, ¿...por qué...?, evité su pregunta con mi silencio, esto le hizo enfurecer.
Tiró los utensilios y me gritó, ...¡no pareces hombre!... Esa noche, ya no hablamos más. Ella lloraba en silencio, yo sabía que ella quería saber que le había pasado a nuestro matrimonio. Pero yo no hubiera podido darle una respuesta satisfactoria. Mi corazón ahora le pertenecía a Eloísa...Ya no la amaba más, ella sólo me daba lástima.

Con un gran sentido de culpa, redacté un acuerdo de divorcio en el que le daba nuestra casa, nuestro auto y un gran parte de mis pertenencias... Después de leerlo ella lo rompió en pedazos. La mujer que había estado diez años de su vida conmigo ahora era una extraña. Me sentí mal por todo ese tiempo y energía que desperdicio conmigo. Todo eso que yo nunca le podría devolver,...Pero ahora ya no había marcha atrás, yo amaba a Eloísa...

Por fin mi esposa soltó el llanto frente a mí, eso era lo que yo esperaba desde el principio. Verla llorar me tranquilizaba un poco, ya que la idea del divorcio que me preocupaba tanto ahora era más clara que nunca.

Al siguiente día, llegue a casa muy tarde y ella estaba en la mesa escribiendo algo. Yo no había cenado, había pasado un día muy intenso con Eloísa y tenía más sueño que hambre, sin decir palabra me fuí a dormir....

Desperté en la madrugada, ella todavía estaba escribiendo. La verdad no me importo, sólo me acomode de nuevo en la cama y seguí durmiendo.

En la mañana, mi esposa me presento sus condiciones para aceptar divorciarse: 
"...No quería nada de mí, pero necesitaba un mes antes de firmar el divorcio, me pidió que durante ese mes tratáramos de vivir una vida lo más normal posible..." Sus razones eran simples: nuestro hijo tenía unos exámenes muy importantes en este mes y no lo quería mortificar con la noticia del matrimonio frustrado de sus padres.

Esto era algo en lo que yo también estaba de acuerdo. Pero había más, me pidió que me acordara como la cargue el día de nuestra boda. Quería que cada día de este mes, la cargara de nuestro cuarto hasta la puerta de la casa......."pensé que se estaba volviendo loca." Pero decidí aceptar este raro requisito con tal de que este mes pasara sin más peleas o malos momentos.

Le conté a Eloísa de las condiciones que puso mi esposa, ...se rió bastante y pensó que era muy absurdo, y dijo en tono burlón: "no importa los trucos que se invente, tiene que aceptar la realidad que se van a divorciar"...

Desde que le expresé mis intenciones de divorcio mi esposa y yo no teníamos ningún contacto íntimo. El primer día que la cargué se me hizo un poco difícil. Nuestro hijo nos vio y aplaudió de felicidad al vernos y dijo, papá me da gusto que quieras mucho a mi mamá. Sus palabras me causaron un poco de dolor. Desde nuestra habitación hasta la puerta de enfrente caminé como diez metros con ella en mis brazos. Ella cerró sus ojos y me dijo al oído que no le dijera al niño del divorcio. Me sentí muy incomodo, la bajé y ella caminó a tomar el omnibus para ir a trabajar,...Yo manejé solo a mi trabajo...

El segundo día fué un poco más fácil. Ella se recargo ligeramente en mi pecho,...Podía oler la fragancia de su blusa,...Me dí cuenta que desde hacía tiempo ya no le prestaba mucha atención a esta mujer, también me dí cuenta que ya no era tan joven, ...había un poco de arrugas en su cara y su pelo ya mostraba algunas canas. ¡¡¡Ese era el precio de nuestro matrimonio!!! ...Por un minuto me pregunté si yo era el responsable de esto...

Al cuarto día, cuando la cargué, sentí que regresaba un poco de intimidad, ésta era la mujer que me había dado diez años de su vida.

El quinto y sexto día, me dí cuenta que el sentimiento crecía otra vez, ...No le comenté nada de ésto a Eloísa...
A medida que pasaban los días, se me hacía mas fácil cargarla. ...Quizás el ejercicio de hacerlo me estaba haciendo más fuerte.

Una mañana la vi que estaba buscando un vestido para ponerse, pero no encontraba nada que le quedara bién, sólo suspiro y dijo, todos mis vestidos me quedan grandes. Fué ahí donde me di cuenta que por eso se me hacía muy fácil cargarla, ...Estaba perdiendo mucho peso..., estaba muy pero muy delgada.

De repente entendí la razón, es que estaba sumergida en demasiado dolor y había mucha amargura en su corazón. Inconscientemente le toqué suavemente su frente...

Nuestro hijo entró en ese momento y dijo, Papá es tiempo que cargues a mamá. El ver a su papá cargar a su mamá todos los días
se le había hecho costumbre. Mi esposa le dió un fuerte abrazo. Yo mejor miré hacia otro lado por temor a que esta conmovedora imagen me hiciera cambiar de planes. Entonces la cargué, y empecé a caminar hacia la puerta, su mano acarició mi cuello, y yo la apreté fuerte con mis brazos, justo como el día que nos casamos.
Pero su estado físico me causó tristeza. Ese día, cuando la cargué sentí que no me podía ni mover. Nuestro hijo ya se había ido a la escuela. La abrazé fuerte y le dije, nunca me dí cuenta que a nuestra vida le hacía falta algo así.

Me fuí a trabajar.....salté fuera de mi auto sin ponerle llave a la puerta. Temía que en cualquier momento podría cambiar de opinión. De regreso fuí a casa de Eloísa....subí las escaleras muy despacio, cuándo Eloísa abrió la puerta sólo atiné a decir, lo siento mucho pero ya no me voy a divorciar.
No podía creer lo que le estaba diciendo, hasta me toco la frente y me pregunto si tenía fiebre. Quité su mano de mi frente y le dije de nuevo. Lo siento Eloísa, ya no me voy a divorciar, mi matrimonio era muy aburrido porque ni ella ni yo supimos apreciar los pequeños detalles de nuestras vidas, no porque ya no nos amaramos.
 Ahora me doy cuenta que cuando nos casamos y la cargué por primera vez esa responsabilidad es mía hasta que la muerte nos separe.

Eloísa en este momento salió del shock y me dio una fuerte bofetada, y llorando cerro su puerta. Corriendo bajé las escaleras y me alejé de allí.

De regreso a casa, paré en una florería, compré un bonito ramo para mi esposa. La chica me preguntó que le ponía a la tarjeta. Sonreí y escribí, "siempre te llevare en mis brazos hasta que la muerte nos separe"

Esa noche cuando llegué a casa, con las flores en mis manos y una sonrisa en mi cara, subí a nuestro cuarto para abrazar y besar a mi amada esposa, y decirle cuánto la amaba, ...Pero ella ya no podía escucharme, había muerto de tristeza.

Los pequeños detalles son lo que en verdad importan en una relación, no las parrandas con los amigos, no la mejor casa del barrio, no el auto lujoso, ni la abultada cuenta en el banco. Éstos sólo crean un falso sentido de la felicidad, pero nos dejan un vacío en nuestro corazón, y estaremos sólos frente a la vida...

...Tómate todo el tiempo que sea necesario para cultivar tu relación de pareja con esos pequeños detalles que verdaderamente hacen la diferencia...